Evolución de la publicidad en Cuba

Ejecutiva Integral de la Dirección de Informática y Comunicaciones de Patrimonio Cultural

Desde una visión histórica, pero a la vez actual y de futuro, esta joven profesional de la Comunicación dibuja un panorama de ausencia de coimunicación comercial y antevé la necesidad de implementarla en el nuevo contexto cubano.

Como joven profesional en el campo de la comunicación social, siento la necesidad de encontrar nuevos espacios, en aras de plasmar temáticas afines a mi profesión y poder compartir mi opinión al respecto, siempre desde una perspectiva investigativa y netamente social.

Fue así como descubrí Mediamundi, espacio de creación y opinión profesional, ideal para mis propósitos. Analizando las muchas propuestas para abordar y sin romper el hilo conductor de esta página web, escogí como tema por ser uno de los medulares en mi carrera como comunicadora social: la Publicidad, específicamente de mi tierra natal, Cuba.

En la década del cincuenta del pasado siglo, se produjo en el país un boom publicitario, a decir de muchos especialistas en la materia, producto de una fuerte corriente de difusión por parte de toda empresa o anunciante que poseía los recursos financieros para implementar esta disciplina. Si bien se comenzó siguiendo el patrón de los Estados Unidos, dominante en las Ciencias de la Comunicación de la época, no tardamos mucho en expandirnos y establecernos como industria consolidada de las más desarrolladas en América Latina.

Con el triunfo revolucionario en 1959 y el inicio del bloqueo económico-comercial estadounidense, esta disciplina afrontó notables transformaciones. El éxodo masivo de capitales y empresarios, el paulatino establecimiento de la propiedad estatal y otros importantes sucesos, cambiaron la filosofía de la industria publicitaria para la difusión masiva.

En este entorno los medios de comunicación, estructuraron un concepto comunicativo que integró los contenidos político, ideológico y patriótico a partir de una amplia gama de mensajes de bien público, en el cual se destacaron durante su primera etapa las comparecencias de los líderes de la revolución y la Campaña de Alfabetización. Por lo que merece resaltar el papel que han venido desempeñando los medios dentro del proceso social y cultural en Cuba.

Nuestro ámbito de difusión actual tiene como misión esencial informar, educar, entretener y elevar el nivel cultural y espiritual de la población. Se aplica en la mayoría de los casos un patrón de comunicación participativo, que incorpora a su gestión la opinión de sus receptores, como elemento significativo de sus necesidades comunitarias, de sus gustos y tradiciones, constituyendo, por sus peculiaridades, un ámbito muy singular de servicio público.

Resulta importante destacar los cambios que experimenta la ínsula con el proceso de actualización de su política económica y social, haciendo énfasis en la apertura de las actividades autorizadas para el ejercicio del trabajo por cuenta propia. Se hace necesario el uso de una publicidad comercial, con el afán de que los nuevos empresarios consigan introducir sus productos y servicios en el mercado, resultando una tarea compleja, si hacemos notar que actualmente no se admite la publicidad de negocios particulares por parte los medios masivos de comunicación. 

Sin embargo, se han hecho varios intentos de divulgación, no solo en los propios establecimientos, sino en soportes escritos, sitios web temáticos y hasta las Páginas Amarillas del Directorio Telefónico Nacional, donde han aparecido anuncios comerciales de todo tipo, tanto de entidades estatales como privadas.

A pesar de los esfuerzos por despertar esta modalidad comunicativa, ya depauperada por los procesos socio-históricos acontecidos en la isla y por añadidura los cambios que se vienen sucediendo en el actual escenario cubano, aún queda mucho por hacer en este aspecto. Por lo que como profesionales e individuos, agentes de nuestra realidad, estamos inmersos en un contexto en perfeccionamiento. Solo resta estar atentos a las nuevas transformaciones que puedan ir presentándose y ser capaces de adaptarnos a ellas, logrando un exitoso proceso de cambio, orientado siempre, hacia la efectividad.